El fuego es el gran protagonista. En playas, plazas y campos se encienden hogueras que simbolizan la purificación, la renovación y el deseo de dejar atrás lo viejo para darle la bienvenida a lo nuevo. Las llamas no sólo iluminan la noche, sino que también invitan a compartir momentos con amigos y familia, pedir deseos, e incluso - para los más valientes - saltar sobre ellas como parte de los rituales de buena suerte.
Es una de las noches más poderosas del año, un umbral energético donde los velos entre los mundos se afinan, el fuego purifica y los elementos se alinean para favorecer la transformación. Es una noche de limpieza espiritual, de apertura de caminos, de rituales y de deseos.
En muchos lugares, especialmente en las costas, la tradición se mezcla con el mar. Se cree que bañarse a media noche o mojarse los pies en el agua trae salud y fortuna. Otros escriben deseos o miedos en un papel y los lanzan al fuego o al agua. Esperando que el universo escuche.
La noche de San Juan no sólo es una fiesta, es un encuentro con lo ancestral, un momento para reconectar con la naturaleza, con los demás y sobre todo con uno mismo, al conectar con las energías de este día para revisar aquello que tanto deseamos conseguir en nuestras vidas.
Disfruta de esta noche, pide al universo lo que tanto anhelas, porque esta fiesta es magia hecha celebración.